En los últimos años, las emociones que eran las grandes olvidadas, han experimentado un cambio brutal, cobrando cada vez más importancia.
Quizás te suene haber oído hablar de emociones primarias y secundarias, ¿Qué me dices de las Emociones Autoconscientes? ¿Las conoces?
¿Es un término nuevo?
He de decirte que No.
Las Emociones Autoconscientes, forman parte de la Emociones Secundarias y, aparecen, cuando otras emociones básicas se transforman.
Se caracterizan por contar con un denominador común: la evaluación que hace la persona relativa a su propio “yo” respecto a los demás.
Del mismo modo, son consideradas Emociones Sociales, Morales o Sociomorales, pues acontecen en situaciones interpersonales. También son denominadas Emociones Autoevaluativas, ya que a éste tipo de emociones, les precede algún tipo de auto-juicio sobre las propias acciones de la persona.
¿Cuáles son las Emociones Autoconscientes?
Fue Michael Lewis, quien propuso un modelo de Emociones Autoconscientes en función de la autoevaluación que realiza la persona. Propuso que, si la autoevaluación del individuo era negativa, aparecerían emociones autoconscientes como la Culpa y la Vergüenza; sin embargo, si la autoevaluación era positiva, experimentará Orgullo y Hubris.
Vamos a explicarlo mejor.
Vergüenza
Es posible que, en alguna situación, hayas pensado: “tierra trágame”.
Sentimos esta emoción cuando tenemos una autovaloración negativa de nuestro propio “yo” de forma global. Deseamos salir de donde estamos, escondernos, desaparecer. Sentimos confusión mental. Automáticamente paramos lo que estamos haciendo e incluso puede que sintamos dificultades para hablar, nuestro cuerpo se encoge, como si quisiéramos meternos dentro de nosotros mismos.
Es una emoción “pública” que surge cuando nos sentimos desaprobados por los demás o hemos fracasado en el logro de alguna meta…
Puede que al aflorar la Vergüenza, sintamos además, ira, hostilidad incluso resentimiento, debido a esa “desaprobación” desarrollamos cierta agresividad, manía o incluso hostilidad hacia esas personas, como mecanismo de defensa para autoprotegernos.
Culpa
En este caso, la evaluación negativa no es global sino específica a una acción concreta que se ha realizado. La tendencia a la hora de sentir culpa es querer reparar el daño realizado, por lo que es más fácil librarse de esta carga, realizando cualquier acción correctora.
Sentimos la necesidad de pedir disculpas y de actuar de otro modo distinto en el futuro.
Es una emoción “privada” y aparece con la propia desaprobación, es decir, es un proceso interno. Sentimos culpa cuando hemos pasado ciertas normas o reglas. Es un conflicto con nosotros mismos, con nuestra propia conciencia moral, con la acción que hemos realizado y el pensamiento ideal que tenemos de nosotros mismos.
Esta emoción, está muy ligada a la “empatía”, ya que al ver el sufrimiento del otro, nuestra consciencia nos alerta al ser los responsables de ese sufrimiento.
El Orgullo
Nos sentimos Orgullosos cuando realizamos una valoración positiva de nuestras propias acciones. Al conseguir algo que nos habíamos propuesto, conseguir una meta u obtener un logro, sentimos alegría, satisfacción, obnubilación… es una emoción que favorece el cultivo y crecimiento de la propia autoestima.
El Hubris
Esta emoción, poco conocida, es un orgullo exagerado, una valoración positiva del propio “yo” en modo global.
Es una emoción asociada al Narcisismo. La persona se siente genial consigo misma y la adicción a esa exagerada satisfacción personal, hará que provoque o fuerce situaciones para seguir sintiendo ese bienestar.
Las personas que desarrollan Hubris, suelen provocar rechazo en otras personas debido al sentimiento de superioridad que manifiestan, pudiendo hacer que otras personas se sientan humilladas.
El Hubris además, resulta conflictivo a la hora de relacionarse con los demás, ya que interfiere en las necesidades y deseos de los demás.
De algún modo podemos decir que, las Emociones Autoconscientes son complejas y requieren el desarrollo previo de habilidades cognitivas o una cierta conciencia.
¿Y tú? ¿Reconoces tus emociones autoconscientes?
