Es posible que desconozcas que la Ansiedad está íntimamente ligada al Miedo. Es decir, la ansiedad, deriva del miedo. Es su punto de partida y en concreto, se refiere al miedo por acontecimientos futuros que no sabemos si llegarán.
Entonces, ¿Cómo diferenciar si realmente estamos sintiendo Ansiedad o Miedo?
Sentimos Miedo, cuando realmente existe una situación de peligro inminente; sin embargo, cuándo sentimos Ansiedad, estamos ante una situación en la que no hay un peligro inminente ni real, es una anticipación, a una situación que estamos estimando como peligrosa y que en ese momento no está sucediendo.
El elemento clave de la Ansiedad es la Preocupación o lo que es lo mismo; “ocuparse de algo antes de tiempo”.
Las preocupaciones vienen dadas por una serie de pensamientos o imágenes negativas con la finalidad de solucionar el problema, del cual no sabemos el resultado y que desaparecerá solo en el momento que la persona se sienta preparada ante posibles acontecimientos futuros que puedan surgir.
La importante función de la Ansiedad
Las reacciones de Ansiedad, en su gran mayoría, son reacciones que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida y vienen marcadas por el crecimiento y desarrollo en el ámbito familiar y social de cada uno.
Si en casa, un familiar solía experimentar episodios de algún tipo de anticipación a una expectativa futura de peligro, es muy probable que lo hayamos incorporado a nuestro “modus operandi” emoción-conducta, generando en nosotros esas conductas de Ansiedad.
Todos podemos sentir ansiedad en algún momento y bajo unos “parámetros normales”, nos facilita adaptarnos a las situaciones con ese matiz “anticipador”, generando nuevos recursos, para futuros escenarios que sean considerados como una amenaza.
Si sientes que la ansiedad se te va de las manos y aumenta en tu día a día, algo está sucediendo a un nivel más profundo.
Observa tu ansiedad.
¿Cómo identificar si la Ansiedad me está controlando? Pide ayuda
En algún momento de tu vida es posible que hayas sentido tensión, agitación, nerviosismo, inseguridad, preocupación y dificultades para tomar decisiones o para concentrarte durante un largo periodo de tiempo, no de forma puntual.
Si ha sido el caso, es probable que hayas pasado por un episodio de ansiedad.
Como ya hemos explicado, la Ansiedad surge ante una situación en la que no hay un peligro inminente ni real, es una anticipación, a una situación que estamos estimando como peligrosa y que en ese momento no está sucediendo, sin embargo, la persona que lo siente, somatiza muy rápido lo que está viviendo internamente y lo pasa realmente mal.
Esto es lo que sucede al tener una crisis de Ansiedad:
A nivel fisiológico:
-Taquicardias
-Palidez en el rostro
-Dilatación pupilar
-Subida de tensión
-Diarrea
-Hiperventilación
-Dolor en pecho
-Mareos, sudoración excesiva
A nivel conductual:
-Hiperactividad
-Movimientos torpes ó repetitivos
-Dificultades para hablar
-Manipular objetos de forma continuada
-Comer, beber o fumar en exceso…
Los trastornos de Ansiedad continuados, pueden dar lugar a muchas alteraciones, que producen un gran malestar e incapacitan y alteran a la persona en su vida social, familiar y laboral.
Algunos de esos trastornos son:
–Preocupaciones excesivas o desproporcionadas que se alargan en el tiempo.
–Episodios de pánico, acompañados de dificultad respiratoria, sudoración, palpitaciones o temblores, dificultad de visión, mareos.
–Agorafobia, temor a los sitios abiertos.
-Miedo o temor a la hora de exponerse a determinados objetos o situaciones.
–Fobia Social, temor a estar con personas que no sean la propia familia, hablar en público, a las críticas, rechazo de los demás o a ser juzgado.
–Transtornos Obsesivos Compulsivos (TOC) con ideas obsesivas, como cerrar la puerta varias veces, limpiarse continuamente las manos…
–Temor a dolores, enfermedades, lesiones, a contaminarnos o contagiarnos, cualquier aspecto relacionado con la salud propia física y mental.
-Situaciones relacionadas con animales ó pequeños insectos.
¿Qué podemos hacer para manejar la Ansiedad?
Si tienes Ansiedad es muy probable que no estés descansando cuando duermes. Puedes ir reajustando tus horas de sueño, evita echarte la siesta para llegar a la cama con ganas y poco a poco conseguir que puedas dormir unas 7 a 8 horas diarias.
Vigila tu alimentación. Come sano, ten en cuenta tus horarios y manten una buena hidratación. Olvida los excitantes como el café, teína o refrescos.
¡Muévete y haz ejercicio! da un paseo, corre, camina, patina, monta en bici, lo que sea mejor para ti en el momento en el que estás y con lo que te sientas cómodo.
Hazlo.
El sofá y la cama seguirán en su sitio cuando vuelvas.
Las drogas y el alcohol suelen ser aliados en algunas personas que tienen episodios de ansiedad. Nos sacan de nuestra realidad, de los problemas que estamos teniendo y recurrimos a ellos como una vía de escape. En realidad, no solucionan nada y cuando se pasan los efectos, las cosas siguen igual o peor.
Si es tu caso, observa en qué momento lo consumes, si es para evadirte, toma las riendas y empieza a olvidarte de ellos.
Medita. Está demostrado que la meditación puede ayudarnos a calmar la ansiedad, repercutiendo en nuestra salud física y mental.
Un equipo de investigadores de la “Universidad Tecnológica de Michigan” han demostrado que meditar diariamente reduce los niveles de ansiedad y mejora la salud del corazón.
Los participantes que se sometieron a las pruebas, mostraron después de la sesión de meditación, una menor frecuencia cardiaca, mejor presión arterial y reducción o extinción de los niveles de ansiedad que al comienzo de la sesión.
¿Qué hacer para ayudar a personas que pasan por una Crisis de Ansiedad?
Ya sabes cómo puede ser el estado físico de la persona que sufre la crisis y las pautas de su comportamiento, La pregunta es:¿qué puedes hacer tú?
Normalmente, pedimos a la persona que se calme.
Sin darnos cuenta, esta llamada de atención a la calma, puede aumentar aún más en la otra persona el estado de ansiedad, ya que, si la persona pudiera calmarse, lo haría inmediatamente.
La persona puede sentirse culpable por no poder salir de la crisis en ese momento, aumentando el nerviosismo, con sensación de agobio e incluso sentir ahogo.
Es importante dejar espacio a la persona que pasa por una crisis de ansiedad, eso sí, estando pendiente y manteniendo la cercanía, y rodeado de la menos gente posible para no aumentar su nerviosismo o vergüenza.
En caso de que el sujeto esté hiperventilando, podemos sugerirle que se centre en nuestra mirada y acompañarle en su respiración invitándole a que respire con la boca pequeña haciéndolo nosotros mismos, como si estuviéramos silbando para inspirar menos aire y evitar esa hiperventilación, llegando a una respiración pausada y tranquila.
Por favor, aunque la persona reaccione con hostilidad, no chilles o grites a quien tiene ansiedad, es importante mantener un tono de voz claro y calmado, así ayudaremos a bajar el nivel de activación en el que se encuentra.
¿Han quedado clara las diferencias?
Por lo tanto, el Miedo acontece ante un estímulo peligroso real en el que tememos por nuestra vida. Sin embargo, la Ansiedad es una actitud cognitiva emocional, es decir, existe una valoración de fondo en la que interpretamos la información que recibimos y supone una amenaza para nuestros intereses o nuestra imagen.