Todo lo que debes saber sobre el enfado

coach personal en madrid ana lucía lozano collado, desarrollo y crecimiento personal

No nos engañemos: todos nos enfadamos.

Más allá de si es “bueno” o “malo” enfadarnos, esta emoción primaria mal gestionada en su máxima expresión se convierte en ira o  cólera.

Si quieres saber más sobre esta emoción y qué nos mueve a sacar lo peor de nosotros, te interesa seguir leyendo.

Por cierto ¿sabes cómo puedes controlarlo?

¿Qué es el Enfado?

El enfado es una Emoción Primaria (como la alegría, tristeza, miedo, asco y la sorpresa).

Hay varios aspectos que pueden activar nuestro enfado: vernos impedidos para conseguir lo que queremos, el incumplimiento de normas, tener experiencias desagradables, los ruidos molestos, malos olores, frío o calor excesivo, padecer dolores crónicos, hay muchísimos motivos que activan nuestro enfado y varían en cada persona.

Lo importante es que nos enfadamos cuándo algún deseo o expectativa nuestra, de algún modo se está frustrando.

¿Sabes que hay dos formas de sentir Enfado?

Podemos sentir enfado interno o externo.

El enfado interno, aparece cuando no queremos mostrar al exterior el enfado que sentimos, queremos eliminarlo o suprimirlo porque el entorno en el que estamos no es el apropiado para expresarlo o no queremos expresar nuestro mal estar a la otra persona. También puede deberse a cualquier otro motivo que nos lleve a “ocultar” ese enfado que realmente nos está quemando por dentro.

Esto dará lugar a que nos enfademos con nosotros mismos. Seguramente, si vamos acumulando esos enfados, un día, nuestro volcán interior estallará de una forma desproporcionada a lo que esté sucediendo.

Cuando explotamos de este modo, es consecuencia de no haber sabido mantener nuestro Estado Adulto (Análisis Transaccional) en los momentos en los que surgía el enfado.

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El enfado hacia afuera, se lleva a cabo cuando nos lanzamos contra quien consideramos, causante de nuestro malestar.

Sea cual sea la forma, nos sentiremos enfadados y esto nos afectará tanto a nivel físico, cómo conductual y cerebral.

En ambos casos, estaremos hablando de un enfado que destruye, pues no hay ningún tipo de acción, que nos encauce a resolver el problema.

En cuanto a nuestros niveles personales ocurren los siguientes cambios:

A nivel físico: aumenta la tensión muscular, la respiración se vuelve más agitada, el latido de nuestro corazón aumenta su frecuencia y comenzamos a segregar mayor cantidad de adrenalina.

¿Sabes que, sentir enfado o ira de forma recurrente en nuestra vida, hace mucho más probable que padezcamos algún tipo de enfermedad coronaria?

A nivel conductual: el gesto facial típico es el de fruncir el ceño, la voz se vuelve más enérgica, aumentamos su intensidad y los movimientos corporales suelen ser mucho más rápidos.

A nivel cerebral: es en la zona subcortical, en concreto en el área límbica donde se activa “la amígdala”, elemento clave para nuestra supervivencia, la que tiene mayor relevancia en los estados de ira o enfado.

Enfadarnos no es gratis, pagamos un precio muy elevado relacionado con nuestro bienestar y calidad de vida.

El célebre emperador romano Marco Aurelio, en el siglo II d.C. dijo: “¡Cuánto más penosas son las consecuencias del enojo que las causas que los produjeron!”.

Marco Aurelio ya se dio cuenta que, cada vez que nos enfadamos, empeoramos más las cosas de lo que estaban en un principio.

Cuando nos enfadamos, nos “cegamos”, no nos importa castigar, herir, reprochar, juzgar o criticar con tal de reestablecer el objetivo que teníamos previsto, por consiguiente, quien reciba todo esto, se sentirá herido/a y nos devolverá lo mismo, entrando en la espiral de ataque-contraataque sin dar solución al problema y  agravándolo aún más.

Entonces, ¿Es el enfado una mala emoción?

Culturalmente, esta emoción, tiene sus propias normas a la hora de saber cómo, cuándo, con quién y dónde se puede expresar el enfado.

Se ha observado que, en sociedades más individualistas, los estados de enfado o de ira, suelen ser más abundantes que, en las sociedades de colectivos. Las normas sociales, hacen que, de algún modo, se dé más importancia al autocontrol en situaciones conflictivas. Para responder a la pregunta de si el enfado es una mala emoción, es necesario darnos cuenta del algo: no podemos controlar todo.

En algún momento las cosas no saldrán del modo que nos gustaría, acéptalo, pensar lo contrario es una ilusión.

¿Cómo puedo controlar mi enfado?

Enfadarnos sabemos hacerlo todos, la clave está en, saber enfadarnos en el momento oportuno, con la persona adecuada y de la forma correcta. La vía para conseguirlo es desarrollando nuestra Inteligencia Emocional. Hacernos preguntas es nuestro mejor aliado, cómo:

¿Qué tiene que pasar para que deje de sentirme enfadado?

Muy sencillo, sustituyendo el modo “destrucción” al modo “solución”.

Nos centramos en buscar las soluciones, centramos nuestra energía en resolver el problema, expresando lo que estamos sintiendo de forma adecuada y pidiendo lo que necesitamos para que nuestro enfado desaparezca.

No lo creas.

Ponlo en práctica, aprendemos a base de repeticiones, con el tiempo verás como tu forma de enfadarte cambia teniendo un impacto positivo en ti y tu entorno.

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